sábado, 7 de enero de 2012

Una mañana nuestra


En la ventana se reflejaban los rayos de sol
y el cuarto permanecía oscuro aún siendo de día
ya sólo se podía percibir el olor de tu cuerpo entre las sábanas
mientras dormías a mi lado.

Tu pelo dorado brillaba al amanecer,
y tus ojos se perdían en mi piel,
fragmentos de tu mirada inundaban mi cuerpo,
fragmentos de mi cuerpo inundaban tu mirada.

Los rayos de sol comenzaban a dibujar tu silueta,
y tu cuerpo desnudo estaba sellado por mis besos,
besos que coloreaban mi nombre,
besos que marcaban mi imagen en tu piel.

Y ya sólo eran recuerdos,
instantes de placer que se despertaban,
que se confundían con tus movimientos,
mi cuerpo perfumado brillaba entre lágrimas,

tus manos se deslizaban por mis caderas hasta llegar a la boca,
y haciendo círculos con tus dedos presionabas mis senos,
el cuarto se mezcló con nuestros olores,
y mi alma se llenó de ti, de tu cuerpo desnudo,
del susurro de tus palabras al oído, del dolor de tu llanto.

Y tus lágrimas se deslizaban por mi cuerpo
mientras me hacias el amor,
lentamente, pausadamente,
mi pecho mojado por tus lágrimas se estremecía.

El sol alumbra ya tu cuerpo,
y todo está empapado de ti,
de tus lágrimas, tu aroma, tus besos,
sigues dormido, cerca y lejos de mi,

mi cuerpo tan junto al tuyo,
mi mente dentro de ti,
mi esencia en tu piel,
mi alma se ha roto con tus caricias,
tus lágrimas se han quedado atrapadas dentro de mi
y no quieren salir,
dolor y placer se confunden en tu llanto que es mi llanto,
te observo y muero de dolor, o muero de placer ...

Es tan dificil quererte de esta manera tan brutal, tan fuera de sí, nunca he amado así.

2004 Meiko

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